El nuevo centro derecha. Conversación con Fernando Martínez Maíllo

Fernando Martínez Maíllo pertenece a la nueva generación de dirigentes políticos que se han propuesto renovar la imagen y la posición del partido Popular, deterioradas por la gestión de las crisis, los escándalos de corrupción y lo que se percibe como una falta de comunicación con la ciudadanía. A mí me interesaba plantearle la cuestión que –me parece- es ahora mismo crucial para el Partido Popular… y para la estabilidad de nuestro país. Se trata de la naturaleza del centro político y de la posición del PP –un partido centrista desde 1989- ante la aparición de un nuevo competidor por ese espacio fundamental en una democracia liberal. Fernando Martínez Maíllo ha tenido la amabilidad de enfrentarse a un tema espinoso y el coraje de contestar a todas las preguntas que le he planteado.

 

JMM – El Partido Popular fue desde su refundación en 1989 un partido de centro. Yo creo que es eso lo que ahora se llama su ADN, su naturaleza. ¿Se está perdiendo?

FMM – En absoluto. Una de las razones por las que tantos españoles depositaron su confianza en nosotros es porque saben que entre nuestros principios está el reformismo, la pluralidad, la coherencia, y la capacidad de diálogo. Defendemos la convivencia en libertad, el Estado de derecho, una sociedad del Bienestar y unas administraciones públicas eficientes en la gestión y al servicio de los intereses de los ciudadanos. El Partido Popular cree en la personas, y en su capacidad para gobernar sus vidas, sin intervencionismos ni tutelajes.

JMM – Entonces, ¿por qué los votantes del Partido Popular aparecen cada vez más adscritos a una ideología claramente de derechas? Y esto ocurre cuando, justamente, el Partido Popular más preocupado está por situarse en el centro del espectro político…

FMM – En mi opinión, es la imagen que la izquierda pretende trasladar del votante del popular, como un ciudadano de derechas radical, no se corresponde con la realidad. El Partido Popular es el partido más grande de España con más de 800.000 afiliados, y es el principal partido de centro-derecha en Europa. Por eso, es lógico que en mi partido haya diferentes pareceres respecto a algunos temas. Somos un partido abierto y moderado con el que cualquier ciudadano que crea en la igualdad de oportunidades, en la cultura del mérito y el trabajo, en la importancia de construir una España unida, fuerte y competitiva y en el fortalecimiento del Estado del bienestar, puede sentirse identificado. En las pasadas elecciones el Partido Popular obtuvo una mayoría absoluta gracias a los más de 10 millones de españoles que nos votaron. Es imposible obtener este resultado escorado en la radicalidad.

JMM – Hay quien confunde el centro con el vacío ideológico, o la falta de posición, como si ser centrista consistiera en estarlas a verlas venir, o no quisiera asumir una posición propia. Entre otras cosas, estoy pensando en el asunto del matrimonio entre personas del mismo sexo, que ha causado bastantes destrozos –me parece a mí- entre el electorado joven.

FMM – Es fácil hablar y prometer, pero llevar a cabo propuestas, tomar decisiones, solucionar los problemas de la sociedad, en definitiva, gobernar y gestionar, eso hay que saber hacerlo, porque casi nunca es sencillo. Ser de centro es ser fiel a tus principios y honesto contigo mismo, pero sin dejar de escuchar y dialogar con los que no comparten tus mismas ideas. Pero ser de centro es anteponer el interés de los españoles a tus propios intereses o los de tu partido. Queda mucho por hacer porque la recuperación tiene que llegar a cada barrio, a cada casa, a cada familia, pero la España de finales de 2015 no tiene nada que ver con la España que comenzamos a gobernar en 2011.

JMM – Algunos elementos para definir el centro: un marco conceptual (o narrativo, si nos ponemos postmodernos) que haga comprensible la acción política; la actitud que nos lleva a estar seguros de que siempre hay otra perspectiva sobre la realidad, o la disposición a hablar, a negociar, a pactar.

FMM – De lo que no se puede dudar, es de la actitud de diálogo del Partido Popular. No varía en función de nuestras responsabilidades en el gobierno o en la oposición. Nosotros nunca hemos formado parte de pactos antidemocráticos cuyo único objetivo es desalojar al partido mayoritariamente votado por los ciudadanos. Nunca nos hemos negado a pactar temas de especial relevancia. Quiero recordar la lealtad con la que el Partido Popular apoyó al Partido Socialista cuando en 2011 se modificó el artículo 135 de la Constitución para establecer el principio de estabilidad presupuestaria. Cuando los intereses de los españoles están en juego, el Partido Popular siempre estará ofreciendo diálogo y apoyo.

JMM – En Cataluña, estoy convencido de que el centro está sustentado en la dimensión española de Cataluña. En otras palabras: el famoso “seny” catalán es España. Y cuando desaparece esa dimensión, se acabó el “seny” y llega otra cosa… lo que hay ahora mismo, con más de la mitad de los votantes respaldando listas encabezadas por personas de extrema izquierda.

FMM – Bueno, creo que el Partido Socialista y su deriva radical están influyendo de manera decisiva en esto. En los últimos 30 años el Partido Socialista era un partido de centro izquierda con sentido de Estado, que tenía clara su posición estabilizadora en la política española junto con el Partido Popular. De unos años a aquí, se ha abrazado a partidos radicales que pretenden acabar con nuestro sistema democrático con tal de tocar un poco de poder. Esto está influyendo en la radicalización de la política catalana y la española.

JMM – A mí la palabra “regeneración” no me gusta. No me gusta nada, más exactamente. Creo que sugiere, no una alternativa política dentro del sistema, sino un cambio de sistema, es decir un cambio constitucional que equivale, en realidad, a una refundación de la nación política. A veces ha dado la sensación de que el PP ha mordido el anzuelo “regeneracionista”, no sé si sabiendo exactamente lo que hacía…

Seguir leyendo en La Razón, 04-10-15