Luis Alejandro recordaba ayer en estas mismas páginas, muy oportunamente, una frase que Obama ha repetido mucho, la de que le “preocupan los políticos que tratan de dividir”. Es exactamente lo que hizo Obama durante ocho años, y ahí está uno de los motivos por los que ahora a la cabeza de su país está un personaje como Trump, que ha encontrado la forma de expresar la irritación de esa parte de la opinión pública que se siente marginada y despreciada ante el ejercicio sistemático de una política de esa clase. (Esto no es, para despejar las dudas, una justificación de Trump.)
En nuestro país no llegaremos a eso, porque aquí sí existe un Estado, y no sólo un gobierno, como allí, y además el cuerpo político y social es más consistente y resiste mejor las acometidas de unos y otros, los populistas y los postmodernos. Superamos los primeros y nos toca ahora ver cómo gestionamos los segundos. La ofensiva está siendo de envergadura. En muy poco tiempo, y respondiendo a un plan bien pensado y mejor realizado, como si hubiera estudiado la experiencia de Rodríguez Zapatero, Pedro Sánchez está abriendo todas las divisiones que atraviesan la sociedad española.
Calificarla de postmoderna, como se ha llamado al intento de secesión en Cataluña, ayuda a comprender de qué se trata. Es un proyecto de desmontaje de los consensos –frágiles, a estas alturas- que construían nuestro país: sobre Cataluña –la naturaleza de la nación-, la enseñanza, la historia de la República, la guerra, la dictadura y la Transición, el género, los límites de la vida, la forma de democracia. Es previsible que el ejercicio traiga la propuesta de un nuevo consenso, pero el impulso es tan fuerte, y tan importante la propaganda, que hace muy difícil la construcción de este. Como es lógico en política, ese nuevo consenso está supeditado a la construcción de una nueva mayoría en la que el PSOE recupere votos de Podemos –algo probable- y logre un respaldo gubernamental, el que ahora le falta, de populistas y nacionalistas.
La Razón, 13-07-18
La RazónPolítica
José Antonio Martínez Climent
22 julio, 2018Estimado Sr. Marco:
Uno reconoce que no tiene suelo para tanto optimismo como el expresado cuando arriba se sugiere que “en este país no llegaremos a eso”, aunque agradece su contagioso ánimo. Diría en cambio que “las acometidas” de “populistas y postmodernos” han triunfado de pleno pudriéndolo todo de raíz. De esa oscura plántula vemos ahora las primeras y horrendas flores, que irritan cada mañana con sus llamativos colores y su urticante aroma, pero que la resistencia absorbe de manera homeopática, casi sin darse cuenta.
Así el lenguaje les pertenece, y el progresista (postmoderno o carca), en lugar de rechazar frontalmente las envenenadas categorías ideológicas que le llueven por doquier, las adopta con matices y justifica que su lucha es “contra todo exceso”. Así se consuma la derrota en la que vivimos. La razón por la cual el progreso es imparable es que “basta su anuncio para producir las primeras bajas”, y discúlpese la cita propia (1). Ejemplos de ello los hay a cientos; baste nombrar la adopción parcial (pero creciente) del ideario supremacista homosexual, feminista y animalista por parte de… todos, salvo algún que otro bendito reaccionario cuyo santo y seña lo expresa Morante de la Puebla (2) con igual mérito que Nicolás Gómez Dávila.
Con respecto a lo estrafalario, decir que Sánchez es nuestro Trump, y que la égida de pulcritud formal con la que se adorna nuestro interino bolivariano es pura máscara progresista, vehículo para la inoculación forzosa de dosis masivas de ideología zurda, socialismo sentimental y estatalismo redentor. Salvo por asuntos medioambientales, casi prefiere uno la tosca crudeza de Trump a la sibilina patraña de Sánchez. Quizá Luis del Pino pudiera salir en mi defensa, pero como no tengo el gusto, parto mi lanza solo, y en vano.
En suma, la derrota en la que vivimos nuestra mansa existencia viene de lejos, de tanto que no cabe aquí decirlo, pero a buen seguro los lectores de J.M. Maro conocen más de un origen. Ciudadanos, un supuesto y renovado PP, Vox en sus mejores momentos, suponen tan solo un sensato y necesario remanso, una desaceleración en la derrota hacia la sumisa y pudibunda burguesía universal.
Con afecto,
José Antonio Martínez Climent.
Referencias.
1. https://joseantoniomartinezcliment.wordpress.com/2018/03/28/el-estilo-y-la-ruina-ponencia-de-presentacion-del-premio-iberoamericano-verbum-de-novela-2017-campo-de-viboras/
2. (Véase desde el minuto 44. 34) http://www.rtve.es/alacarta/videos/tendido-cero/tendido-cero-12-05-18/4599642/
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