La izquierda verde

En Madrid, el pasado mes de abril, Unidas Podemos y Pablo Iglesias sacaron un 16,24% de los votos. No es un mal resultado, aunque esté muy lejos de las aspiraciones galácticas que una vez albergaron los podemitas. En las nuevas circunstancias, y como afirmaba ayer Pablo Gómez en Ls Razón, ese será la parte del pastel que habrán de repartirse los dos amigos enfrentados.

Habiendo abandonado su populismo (o su casi populismo, por la ausencia insustituible de cualquier idea nacional y patriótica), Iglesias parece condenado a convertirse prematuramente en la reencarnación de una izquierda testimonial, la reliquia nostálgica de un tiempo que nunca volverá, y que en España nunca fue: el de la hegemonía de los comunistas. Un papel melancólico.

Errejón está obligado a buscar otra cosa, sin contar con que nunca parece haberle gustado la cercanía de los comunistas. Su mundo es el del progresismo bien, fashionable, con aspiraciones culturales: una tribu urbana alejada de Izquierda Unida pero también del PSOE, demasiado interclasista y mezclado. Eso no parece suficiente, y Errejón y su círculo están obligados a buscar algo distinto. Abandonado el populismo, que en su caso fue siempre un populismo intelectual –un oxímoron, en realidad-, queda el ecologismo. En España nunca han tenido éxito los partidos verdes y los que han despuntado lo han hecho, de forma muy minoritaria, al amparo de Izquierda Unida y otros, como Equo. Eso puede empezar a cambiar. Equo, sin ir más lejos, se ha roto tras la escisión errejonista. Lo que no hizo Podemos con el populismo tal vez lo consiga el nuevo partido con el ecologismo.

Si el movimiento verde español acaba emancipado de la nostalgia comunista, puede ser la base de un nueva organización que renueve la propuesta ecologista y la convierta en el eje del cambio social (como palanca para la modernización o en cuanto a las desigualdades a partir del motivo de la “España vacía”, o con respecto al feminismo, incluyéndolo en una reflexión política sobre el género). El asunto ha captado la atención de los jóvenes, y se está convirtiendo –ya era hora- en uno de los ejes del debate público. Errejón y su círculo pueden hacerse con él.  Cuando se libren de los remilgos y los resabios izquierdistas, podrán empezar a sumar votos del PSOE. Y plantearían una cuestión crucial ante la que todos los partidos, y no sólo los de izquierdas, tendrán que tomar posiciones de fondo.

La Razón, 26-09-19