Los ERE que vienen

Ahora que nos disponemos a emprender la senda nueva por la que nos guiarán en feliz armonía el socialismo y la multi o pluri nacionalidad, la sentencia de los ERE nos ayudará a columbrar tan glorioso porvenir. Porque tanto o más que una mirada gélida al pasado reciente, la sentencia esboza un anticipo de lo que nos espera.

El caso de los ERE sólo fue concebible en un contexto de relajación de las normas y los instrumentos de control de la administración, propio de la construcción del Estado de las Autonomías. Y no porque la descentralización trajera aparejados obligadamente casos de corrupción como estos, sino porque el surgimiento de nuevos organismos administrativos fue en paralelo a la consolidación de nuevas oligarquías (en algunos casos bien entroncadas con las anteriores) que consolidaron un poder extraordinario. El caso de Andalucía es ejemplar, pero podríamos citar otros muchos, desde Cataluña a Castilla La Mancha.

El tiempo podía haber ido depurando estas prácticas, pero no parece haber ocurrido tal cosa, o por lo menos no del todo. Y en esta segunda o tercera ola de descentralización que se nos viene encima, a la que propongo que llamemos confederalización de España, resulta fácil imaginar cómo los caciques de Teruel, Cantabria, Canarias, Navarra, etc., además de los clásicos, van a dar una nueva vuelta de tuerca para consolidar opacidades y privilegios. A su lado, el caciquismo de la Restauración se antoja una broma. Como no pretendía ser democrático, salía más económico… En el fondo, en vez del Frente Popular vamos a disfrutar una versión transversal y con algún toque progresista de la CEDA.

En cuanto al socialismo, la crítica liberal clásica suele insistir en la hipertrofia del Estado, en la confusión de lo público con lo privado, en la ineficiencia en cuanto al reparto de los recursos y la toma de decisiones, en el empobrecimiento. Los ERE son un buen ejemplo de casi todo esto, pero ofrecen un añadido, más picante, podría decirse, como es que un mecanismo destinado a ayudar a trabajadores y empresas en riesgo se convierte en un medio destinado a fomentar la destrucción de empleo y el cierre de empresas… justamente para facilitar el cobro de los ERE a sus destinatarios y a toda la cadena de intermediarios que intervenían en el proceso. Un fabuloso retrato de la socialdemocracia a la española. Pónganse cómodos. La función va a comenzar.

La Razón, 21-11-19