Izquierda ciudadana

El PSOE vive en ese mundo extraordinario propio de la izquierda española en la que todo, absolutamente todo, es posible. Por eso se había hecho la ilusión de que se podía presentar a las elecciones con el proyecto de pactar con los secesionistas y, al mismo tiempo, con Ciudadanos. No hay felicidad mayor que la de nuestro socialismo, convencido de que la moderación consiste en seguir gobernando gracias a aquellos mismos que quieren acabar con el país.

No es de extrañar que Albert Rivera haya decidido anticipar que Ciudadanos no está dispuesto a este juego por el que le cedería el centro al socialismo. En vez de eso, el PSOE queda en la posición que se puso de manifiesto con la convocatoria de elecciones. Al margen del bloque de partidos constitucionalistas. Salvo los podemitas y los secesionistas (más los nacionalistas del PNV), no tiene a nadie con quien negociar y pactar.

El problema es que ahora el PSOE, eterno promotor del cordón sanitario contra el PP, invoca su condición de víctima de una alianza “derechista” para reivindicar su posición moderada. Esta se ha convertido en su gran eslogan para el actual ciclo electoral, por mucho que la desmienta la conducta de Sánchez en estos pocos meses de gobierno.

Se podía haber prevenido esta deriva definiendo el lugar de Ciudadanos en el panorama surgido tras las elecciones andaluzas. Había llegado el momento de aclarar que el partido de Rivera encarnaba una izquierda española, nacional, socialdemócrata y liberal –es decir progresista. No hacía falta ponerle el veto al PSOE. Había que ocupar su lugar. Resulta mucho más difícil, sobre todo en un país en la que la izquierda sigue viviendo, como nadie lo hace ya, en lo que llama el “franquismo” y de sus réditos.  Pero también resultaba más interesante y más atractivo para ese electorado que sigue viviendo su condición moderna, ahora ya postmoderna, urbanita y todo lo demás, como si fuera incompatible con el PP, no digamos ya con Vox.

Es posible que el desembarco de Arrimadas en la política nacional ayude a Ciudadanos a superar este bache, aunque lo que así se ha empezado a configurar es un partido de centro salido –literalmente- de Cataluña: una nueva operación reformista. Y como le suele ocurrir al centro en nuestro país, parece más de derechas cuanto más de centro pretende ser.

La Razón, 26-02-19