El centro del PP

La estrategia de Mariano Rajoy consistía en recuperar el bipartidismo, incluso el bipartidismo imperfecto con los nacionalismos de árbitro. Habiendo sido la fórmula que permitió los gigantescos avances logrados por los españoles en los últimos cuarenta años, Rajoy también parecía creer que respondía a la naturaleza política de la sociedad española. Aquel gran objetivo prevaleció incluso sobre la fortaleza del propio Partido Popular. La estrategia presuponía la lealtad constitucional de los nacionalistas, desmentida por la deriva secesionista. Presuponía también la lealtad política de los socialistas, desmentida a su vez en la moción de censura de junio y cada vez más lejana. Hoy el PSOE aparece alineado con los anti constitucionalistas en una empresa de demoliciones.

Pulverizada cualquier posibilidad de restaurar el bipartidismo, perfecto o imperfecto, y con Rajoy y los herederos de esta parte de su legado fuera de los órganos dirigentes del PP, había que empezar a diseñar una nueva estrategia. Pues bien, eso es lo que empezó a intuirse en el debate del pasado miércoles. En vez de seguir lamentando lo que no tiene remedio, Pablo Casado y su equipo enfocan su trabajo en la reconstrucción del centro derecha. A partir de ahí se podrá iniciar un diálogo, en condiciones muy distintas.

Del movimiento de Casado no debe deducirse una “derechización” del Partido Popular, como no fue “derechización”, por mucho que entonces se dijera lo mismo, la estrategia centrista de Aznar en los años 90. La diferencia estriba en que la crisis económica y política ha llevado a la dispersión del voto en el centro derecha. La vuelta del elector perdido y –algo no menos crucial- la incorporación del nuevo requieren restaurar la confianza y para ello pensar un partido que se parezca, como hay que exigirle al PP, a España. Y España, como es natural, no es una sociedad homogénea ni cerrada. Es una de las condiciones para hacerse con el liderazgo del centro derecha y construir a partir de ahí una nueva unidad de acción.

La Razón, 26-10-18