De olé a Alá

Reconvertir una plaza de toros en una mezquita, como parece que quieren hacer las autoridades barcelonesas, no es un gesto cualquiera. Lo hace posible el muy antiguo gusto español por el estilo mudéjar, que, entre otras cosas, hizo posible la conservación de monumentos admirables, destruidos muchos de ellos en tierras de mayoría musulmana. Descubre además el aprecio, por así decirlo, que los nacionalistas hacen de lo español. Quienes ocupen el coso a partir de ahora no deberían engañarse sobre lo que piensan de ellos, y de quienes no son nacionalistas -catalanes catalanistas, de pura cepa-, aquellos que se la ceden. En buena medida, los están utilizando. También es la culminación de una política de inmigración que dio preferencia a la población del norte de África sobre la hispanoparlante. Y por eso, tal vez incorpore alguna clase de acuerdo, más o menos tácito, sobre la actitud de los dirigentes de la comunidad musulmana catalana, reconvertidos a su vez en simpatizantes del independentismo.

 

Barcelona bien valdrá una sura.

Aun así, habrá que traducir a Prat de la Riba al árabe, porque sagrada, desde la perspectiva musulmana, sólo lo es una lengua, y no precisamente el catalán. El experimento con ERC está saliendo como está saliendo. Este, de ampliación de las bases culturales del catalanismo, puede salir aún peor. Por el momento, acentúa el sabor mediterráneo de nuestra antigua conexión con la Europa del Norte. Qué tiempos aquellos…

La Razón, 29-06-14