La responsabilidad de un partido

Todos sabemos que el Congreso del Partido Popular ha sido previsible y aburrido. Las ideas y las ideologías han brillado por su ausencia. No ha habido el menor esfuerzo por construir un marco de referencias culturales que dé sentido a la acción de gobierno. El PP –colmo de la abyección- ha asumido de una vez por todas su condición socialdemócrata. La vocación liberal-conservadora ha sido traicionada.

 

Todo esto está muy bien, aunque no habría que olvidar que el Congreso del PP ha reafirmado al partido como el eje fundamental de la política española, es decir, del régimen democrático de nuestro país. Viene siéndolo desde 1989, un año antes de que el PSOE consiguiera su última mayoría absoluta. (Van ya casi treinta años, casi dos generaciones de españoles que no han conocido una mayoría absoluta socialista, con lo que eso significa en términos políticos, sociales y culturales.)

Hoy la circunstancia ha cambiado. La izquierda, en trance de desaparición en todo el mundo, ha explotado y ha dado paso a los nacional populismos más o menos de izquierda. A su vez, en muchos países desarrollados el centro derecha ha implosionado, lo que también deja la puerta abierta a otra clase de nacional populismos, igual de desestabilizadores que los primeros. (…)

Seguir leyendo en The Objective, 14-02-16