Venezuela. El papel de España

Los ocho días de tregua que la Unión Europea ha dado a Maduro y su régimen habrán servido para darle un poco de aire. Es posible que una posición más exigente no hubiera servido para nada. También lo es que, en vista de la rápida internacionalización de la crisis, el reconocimiento de España y otros países de la Unión Europea habría servido para inclinar la balanza a favor del presidente legítimo del país.

Nunca lo sabremos, en cualquier caso, aunque lo que sí ha quedado demostrado es que la tregua no ha servido para nada. Se abre ahora una nueva etapa. España y la UE habrán de jugar un papel más activo para conseguir la salida de Maduro y la llegada a Miraflores de Gaudió. Es cierto que la transición debe ser obra de los venezolanos. Está fuera de lugar cualquier intervención militar externa, que desacreditaría a quien la iniciara porque provocaría una reacción “patriótica” de las Fuerzas Armadas que apoyan a Maduro, y que este ha mimado muy especialmente, en particular alejándolas de los siniestros menesteres de la represión en las calles.

Hay otras formas de hacer las cosas. La UE puede colaborar con Estados Unidos ahora que este ha desvelado su  estrategia destinada a aislar la dictadura castrista y acabar con el chavismo en Venezuela. Los intereses no son los mismos (Estados Unidos importa mucho más petróleo de Venezuela que la UE), pero los objetivos -el orden democrático y la estabilidad- son idénticos. Sería una buena ocasión de reanudar lazos con el socio atlántico.

También hay trabajo por hacer con China, que de puertas afuera apoya a Maduro, pero que debe de estar preocupada con la devolución de los préstamos que ha hecho a Venezuela en un negocio ruinoso de intercambio de créditos por petróleo. Un punto crucial a partir de ahora será ayudar a Juan Gaudió y a su equipo a formular un plan creíble de reformas económicas, apoyado por toda la oposición. Ya ha empezado a hacerlo con su Plan País y las propuestas sobre reestructuración de la deuda, inversiones extranjeras, inflación y medidas para paliar la crisis humanitaria. España y la UE pueden ser decisivas también en esto. Somos un país muy rico, y como antes nos ayudaron a nosptros, ahora nosotros tenemos que ayudar a los demás.

La Razón, 04-02-19