La revancha sin fin

El cuadro de Genovés recientemente incorporado a la colección del Congreso de los Diputados –muy feo, por otra parte- celebra más la revancha que la reconciliación y permite hacerse una idea de cómo se ha comprendido siempre la Transición en algunos círculos políticos e intelectuales particularmente influyentes. No es mal decorado, por tanto, para la escenificación de la firma del acuerdo entre los socialistas y Ciudadanos que es, como bien tituló LA RAZÓN, un pacto para la no investidura. También iba a ser de no investidura el debate que se iba a celebrar con Rajoy (y los votantes del PP) como peleles para mantear.

 

Es posible –aunque no seguro- que un texto como el del acuerdo, rectificado para evitar sus peores regresiones, podría haber sido conseguido con la colaboración del PP. Todo lleva a pensar, por tanto, que para lo que el acuerdo sirve es para dejar claro que es el PP el que no ha querido negociar, cuando han sido los firmantes del acuerdo, y muy en particular el PSOE, los que desde el primer momento han excluido al PP de cualquier negociación y de cualquier acuerdo.

La jugada, porque ahora estamos en este tipo de registro, habrá merecido los elogios de quienes parecen ver en el momento actual un motivo para el despliegue del puro oportunismo político. Ni siquiera es así, en cualquier caso, porque no habría oportunismo posible sin la negativa frontal de los socialistas a concebir algo que el nuevo escenario político surgido de las elecciones del 20 de diciembre ha hecho irremediable, que es el acuerdo entre los partidos nacionales respetuosos del orden constitucional.

Firmar un acuerdo con Ciudadanos en contra del PP recuerda los antiguos y al parecer felices momentos en los que los nacionalistas se salían con la suya por la nula voluntad de los partidos nacionales para llegar a un consenso sobre algunas cuestiones básicas. Este tiempo ya está acabado, y el PP ha tomado buena nota. El PSOE, no. El PSOE sigue viviendo en un universo paralelo donde el enemigo a batir es el PP y se gobierna en contra del PP y los votantes del PP. Que Ciudadanos se haya sumado a esta maniobra de la que conocemos de memoria el contenido e incluso el atrezzo, no es digno de las aspiraciones de sus votantes.

La Razón, 25-02-16