Hispanidad

Los españoles tenemos la suerte de contar con un modo de vida compartido por muchos millones de personas fuera de nuestras fronteras. No se trata sólo de un idioma, como les ocurre a los europeos de otras nacionalidades, ni tampoco de una forma de unión comercial, tampoco de religión, ni siquiera de cultura. Se trata de algo más profundo y más difícil de  definir, que se refiere a una forma de ser y de estar, y atañe a nuestra forma de relacionarnos con los demás y con las sociedades en las que vivimos. Es una inmensa ventaja que durante mucho tiempo desaprovechamos.

También desaprovechamos el hecho, excepcional, de que la Fiesta Nacional celebre precisamente esa realidad: no un acontecimiento de dimensión nacional, sino otro que, al mismo tiempo que nos simboliza como españoles, simboliza también nuestra pertenencia a esa comunicad internacional y globalizada, extendida por dos continentes y con puntos de anclaje en otros dos.

A tal grado ha llegado nuestro descuido que hemos llegado a ver esto como una debilidad. Es lo contrario: un signo de fortaleza, de confianza. Los españoles, como el resto de los hispanos, no viven su unidad como un proyecto excluyente y exclusivo. La viven como una realidad en la que la persona, desde el primer momento, se instala en un mundo que no le pertenece del todo y en el que tiene que contar con los demás, y con puntos de vista distintos, para llegar a ser lo que es. Una lección para sociedades postmodernas en busca de identidad.

La Razón, 12-10-19

Foto: Celebración del Día de la Hispanidad, Barcelona, 12-10-19