Guerras de religión

En su último discurso sobre el Estado de la Unión, Obama afirmó que los conflictos de Oriente Medio tienen milenios de duración. Como era de esperar, la afirmación suscitó un considerable revuelo. Hay quien la interpretado como una forma de quitarse de encima la herencia de la colonización, y también ha sido interpretada como una forma de afirmar que los conflictos de Oriente Medio no tienen solución o, algo sólo aparentemente más sofisticado, que los conflictos de Oriente Medio son de una naturaleza ajena a quienes vivimos en democracias liberales. Más concretamente, que se trata de conflictos religiosos, de esa clase que en el mundo desarrollado ya no se dan hace siglos.

 

La idea traduce el convencimiento de que la historia tiene un sentido irremediable, y que ese sentido abraza el camino que lleva a la democracia liberal. Se puede aceptar, pero de esa premisa se debería deducir que las democracias liberales, habiendo alcanzado un grado superior de civilización y de cultura, estarían en la obligación de ayudar al resto de la humanidad a alcanzarlo a su vez. No parece haber sido esa la estrategia de la Presidencia de Obama. La frase de Obama daría a entender más bien que no conseguiremos nunca entender la naturaleza de esos conflictos, ajenos a cualquier racionalidad, es decir al sistema de valores propio de las democracias liberales.

En sí misma, la frase refleja también el convencimiento de que los conflictos religiosos, como los que sacuden ahora mismo Oriente Medio, son un hecho irremediablemente pasado. No es del todo así. En Europa se vivieron conflictos de raíz religiosa, o teñidos de religiosidad, hasta no hace mucho tiempo. En los Balcanes, hasta muy recientemente, casi al principio del siglo XXI. En España, la devastadora violencia anticatólica fue seguida de un intento de implantar una utopía nacional católica que sólo se derrumbó en los años 60. Y resulta difícil comprender el exterminio de los judíos europeos sin tener en cuenta la perspectiva religiosa, en este caso el proyecto de acabar con Dios.

En lo que se refiere a los conflictos de Oriente Medio, el islamismo, que es el intento de fundar un Estado (islámico) basado en la sharía, la ley islámica, es una ideología nacida en los años treinta del siglo pasado. No hay islamismo moderado, porque el islamismo plantea la unidad indisoluble de la política con la religión, aunque sí que hay formas diversas de entender cómo se produce. (…)

Seguir leyendo en El Medio, 26-01-16