Festival de zarzuela entre amigos

La Orquesta Sinfónica Carlos Cruz-Diez fue fundada en 2019, en Madrid, por Manuel Jurado y un puñado de entusiastas de la música. En un primer momento estuvo formada por músicos procedentes de distintas orquestas sinfónicas y del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. Con el tiempo, ha ido integrando músicos de otras nacionalidades y hoy es una orquesta española, que aspira a hacer una contribución sustancial al panorama musical de nuestro país. Lo quiso demostrar con este concierto, ¡Viva la zarzuela! dedicado al repertorio español más popular y para el que contó con las presencia de algunos muy destacados artistas y cantantes.

La soprano Carmen Solís hizo una exhibición de facultades en una interpretación muy fina y delicada, muy propiamente suya, del “España vengo” de El niño judío. Luego, con Nancy Fabiola Herrera, las dos entonaron “Niña que a vender flores”, el precioso dúo de Los diamantes de la Corona: las dos derrocharon gracia, intención y algo que se ha pedido en la escena musical de nuestros días, como es el humor. Ya en solitario, Nancy Fabiola Herrera se lució con una magnífica “Yo soy Cecilia Valdés”, cantada como ella sabe hacerlo, con sensualidad y descaro, y siempre con la sonrisa en los labios. Con Aquiles Machado, la mezzo cambió de registro y juntos entonaron el difícil “Cállate corazón” de Luisa Fernanda, una de las piezas más tristes que nunca se hayan compuesto para la música vocal. Fue una exhibición de medios y de expresividad. Machado, por su parte, se explayó con el “No puede ser” de La tabernera del puerto. No hubo sólo cantantes. La gran Teresa Laiz reinventó con sus castañuelas el Fandango de Doña Francisquita y el Preludio de La boda de Luis Alonso. Y el bailarín Sergio Bernal dio una lección de virtuosismo con una versión vertiginosa del Zapateado de Sarasate.

Ejerció de maestro de ceremonias Víctor García Sierra, que también cantó, con energía y sentimiento, “Amor vida de mi vida”, de Maravilla. El maestro Carlos Riazuelo se encargó del acompañamiento desde el podio, con una orquesta juvenil y llena de entusiasmo. La velada terminó con un bis de “Por la calle de Alcalá”, de Las Leandras, entonado por todos los asistentes, incluido el público, que además de cantar se sumó al baile con los artistas en el pasillo del patio de butacas. Un concierto que demuestra, por si hiciera falta, que cuando se canta zarzuela con alegría y buen gusto, el público responde con una generosidad aún mayor.

Ópera Actual, 11-05-23