La Traviata del distanciamiento

El arranque de esta Traviata excepcional recordó un poco al Don Pasquale después del 11-M, con un minuto de silencio denso en memoria de las víctimas del covid-19 y una fiesta en casa de Flora que parecía un funeral, por el color de los trajes del coro y la desnudez del escenario. Y sin embargo, el primer compás de la obertura, aéreo, inmaterial, con unas cuerdas que evocaron como nunca la gloria y los desastres del amor, sugirió que nos encontrábamos ante otra cosa. El pronóstico se cumplió y el público asistió a una de las traviatas más finas y más hermosas que se puede imaginar.

El trabajo de Nicola Luisotti y la Orquesta fueron espléndidos de sonido, ajuste, variedad de matices, expresividad e inteligencia, como cuando en el “Amami, Alfredo”, los maestros del foso (ampliado para la ocasión, por motivos de distancia interpersonal) dijeron lo que Violeta, irremediablemente enferma, no puede ya decir. Se esperaba mucho de Marina Rebeka, que no defraudó. Compuso una Violeta madura, nada inocente, elegantísima, más trágica aún porque desde el principio sabe que su amor con Alfredo está condenado. Exhibió una voz limpia, segura, rotunda, con una expresividad sin fallos tanto en los virtuosismos del primer acto como en los acentos veristas del final. Como Germont, y quizás también porque el papel estaba destinado al gran Plácido Domingo, el barítono Artur Rucinski exhibió dominio y autoridad aunque, en ciertos momentos, también alguna carencia en el registro más grave. Su espléndida rendición de “Di Provenza”, de las más hermosas que sea posible escuchar, con un pianísimo final interminable y demoledor, barrió todos los reparos. Con Rebeka, Rucinski fue el gran triunfador de la noche. Falló, en cambio, Michael Fabiano, que no supo encontrar la línea de canto y con inconsistencias de color y de emisión a pesar de un instrumento rotundo. Lo que mejor le salió fue la cabaletta “Oh mio rimorso”, sublime pero siempre un poco fuera de lugar. (Los verdianos auténticos se lo agradecieron.) (…)

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Dir.: Nicola Luisotti.  Concepto escénico: Leo Castaldi. Marina Rebeka, Michael Fabiano, Artur Rucinski, Albert Casals, Sandra Ferrández, Marifé Nogales, Isaac Galán, Tomeu Bibiloni, Stefano Palatchi, Emmanuel Faraldo, Elier Muñoz, Carlos García. Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real, 1 de julio