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Arquitectura (3) Bramante – Tempietto San Pietro in Montorio, Santa Maria della Consolazione. Por Sergio Perdiguer

Posted on 29 febrero, 201616 marzo, 2016

Ambas edificaciones representan la forma de concebir la arquitectura de Donato Bramante, en concreto la arquitectura religiosa: espacios de planta central cubiertos con cúpula.

 

Arriba se nos plantea el tempietto de San Pietro in Montorio, el templete llamado a rememorar el lugar de martirio del primero de los papas, San Pedro, en Roma. Debajo, la iglesia de Santa Maria della Consolazione, en Todi (Perugia). Ambos coinciden en la primera década del siglo XVI, pero el proyecto romano se pone en marcha en 1502, es decir, seis años antes del comienzo de las obras en Todi.

El primero fue un encargo de los Reyes Católicos, y a pesar de ser un hito en la historia de la arquitectura, su percepción actual dista mucho de cómo Bramante lo planeó (como un objeto escultórico en el centro de una plaza circular perfectamente diseñada). Hoy se encuentra constreñido en un infeliz patio rectangular que aun así no logra desmerecer al tempiettto.

Concebido como un relicario gigante, como una enorme escultura hecha edificio (al estilo de los templos griegos). De Grecia trae el concepto, si bien el martyria romano es también una fuente indudable. El pronaos peristilo rodeando la cella es el primero que se construye desde el siglo V, con la caída del Imperio romano. Mil años después se recupera esta noble disposición de los elementos.

El segundo templo, obra de dudosa autoría (Bramante/Copa di Caporala), es una sustancial variación del mismo tema: edificio religioso de planta centralizada compuesta por geometrías puras y cubierto con una cúpula. Como en el caso anterior, trata de alcanzar la perfección geométrica y la armonía absoluta. Esto solo es cuestionable en ambos casos en la considerable altura de las cúpulas sobre tambores, tal vez excesivas, pero que posiblemente constituyan la firma más característica de Bramante. Comparte con el Tempietto rasgos mayores y menores tales como la columnata / pilastras perimetrales, el uso crucial del círculo, la luz cenital, la balaustrada en el primer piso…

Pero sin duda, entre los dos, el que ha pasado a la historia de la arquitectura como el inicio de una nueva página fue el tempietto de San Pedro; no solo por su precedencia en el tiempo, sino también por el acierto en el uso de los elementos y en la planificación de la función.

Veamos en detalle las diferencias entre estas dos obras equiparables por los no iniciados:

En San Pietro, el uso de la columna (mucho más pura que la pilastra) y la distancia constante entre las mismas no permiten intuir la disposición interior de la cella (ábside, accesos…) mientras que en Todi, la iglesia es demasiado cerrada en planta baja y focaliza las entradas y los puntos de interés- desmontando el efecto de ritmo, circulación y misterio que producían los antecesores romanos. En cuanto a la función, estaría más próxima al prototipo romano la iglesia de Todi puesto que tiene unas dimensiones (que no una forma) compatibles con la celebraciones litúrgicas multitudinarias. En Roma, sin embargo, el tempietto tiene tan solo 4,5 metros de diámetro y el altar y la escalinata que conduce a él ocupan casi la mitad de la superficie, puesto que no queda más espacio que para el oficiante y sus ayudantes.

3.2 Santa Maria della Consolazione - Planta

Incluso así, la ventaja dimensional de Todi quedaría relegada con el tiempo cuando, al igual que pasó con el proyecto que Bramante había iniciado en 1506 para San Pedro, la liturgia católica acabara siendo incompatible con los espacios centralizados. Las desventajas en este sentido pasaban por una excesiva dispersión de los fieles, la imposibilidad de focalizar su atención en un punto que mirara al este, la inexistencia de vías procesionales a lo largo de la iglesia…

Por todo esto se impuso al poco tiempo el modelo de cruz latina que permanecería por siglos y que si bien desbancó a templos con la misma función pero distinta geometría (circular, cuadrada), no minimizó las virtudes de edificios tipológicamente lejanos, como el relicario de San Pietro (pensado para ser admirado desde el exterior).

Bramante había ensayado en Roma con el claustro de Santa Maria della Pace (1500-1504), pero es con el Tempietto de San Pietro in Montorio con el que pone a la arquitectura -con un gran impulso y una gran conciencia arqueológica- en la senda de la vuelta a los patrones grecorromanos. Su autor se convirtió en el máximo exponente del período que hoy conocemos como Renacimiento Puro.

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